jueves, 25 de septiembre de 2008

REALES POSADERAS

La gran mayoría de gerentes y directores generales que he conocido cuentan con un cuarto de baño dentro de su propio despacho.

El caso es que preservar sus reales posaderas del contacto con los vulgares inodoros de sus empleados no aporta mayor valor a sus decisiones.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

AVENTURAS EN EL TRABAJO

No os cuento nada diciéndoos que el lugar donde más tiempo seguido pasáis es en vuestro trabajo; por lo tanto, muchas horas al día con vuestros compañeras/os, casi más que con vuestro entorno más cercano. Y como dice el dicho, el roce hace el cariño.
Algunas personas habréis podido encontrar a vuestra media naranja en el trabajo de la forma más natural del mundo y lo llevaréis con normalidad. No obstante, algunas compañías prohíben mantener relaciones de pareja con otros compañeros de trabajo o en caso de que ocurran exigen la máxima discreción. Personalmente, creo que este tipo de normas no tiene ninguna lógica y carece de fundamento; mientras cada trabajador haga bien su trabajo tiene que dar igual quien sea su pareja. Hay que saber separar la faceta profesional de la personal.

Sin embargo, hoy quiero hacer referencia a otro tipo de relaciones: las aventuras entre compañeros de trabajo. Como su nombre indica, una aventura de trabajo es algo esporádico, que surge sin pensarlo, que normalmente, se lleva de forma oculta de cara al exterior. Es parte de la gracia.

En muchas ocasiones, las personas que protagonizáis este tipo de aventuras estáis casadas o con pareja y para vosotros simplemente significa echar “una canita al aire”. No voy a juzgar esto ni positiva ni negativamente, pues cada uno con su vida hace lo que quiere. Seguro que existirán o se creerá tener motivos para hacerlo. Eso sí, llega un momento en el que debéis ser honestos con vosotros mismos y afrontar la verdadera realidad.

Ante todo, la aventura ocurre fuera de la empresa. Muchos se mueven por el “morbo” de “hacerlo” en la oficina. No nos confundamos. El trabajo es una cosa. Cuando acabe vuestra jornada haréis lo que queráis, pero como buenos profesionales, el trabajo tendrá que hacerse de forma adecuada y el comportamiento será respetuoso para con el resto de los compañeros. No debería “perderse” tiempo con la efusividad del comienzo de la relación.

Solamente habría que comentar que todo irá bien mientras ambas partes que protagonizáis la aventura seáis francos la una con la otra para evitar posteriores malentendidos. Mientras las dos partes tengáis claro lo que significa no hay problema. Los problemas llegan cuando cada uno espera una cosa distinta de esa aventura y no os lo habéis comunicado adecuadamente.

Si no queréis ser descubiertos por vuestro entorno laboral debéis ser muy discretos y actuar con normalidad porque el cambiar de hábitos o actitudes hacia ciertas personas puede levantar sospechas; la gente es más observadora de lo que os podéis creer.

El finalizar la relación no significa que debáis hacer la vida imposible a la otra parte en el entorno laboral porque ocupe un puesto inferior al vuestro.
Para que esto funcione ambas partes debéis ir en la misma sintonía porque de esta forma no os vais a hacer daño el uno al otro. Debéis ser honestos el uno con el otro porque no se puede jugar con los sentimientos de otra persona a pesar de que a vosotros mirándolo de forma egoísta os pueda interesar.
Hablando se entiende la gente y tantos los comienzos como los finales de las aventuras si se producen pueden acabar bien solo hace falta querer hacerlo.

lunes, 1 de septiembre de 2008

¿VALORAMOS REALMENTE EL TALENTO?

En la actualidad, en España, se está produciendo el fenómeno de los programas de televisión en los diferentes canales de temática similar para demostrar si se tiene talento o valía en diferentes disciplinas. El nombre de estos programas, su formato y su jurado es diferente, sin embargo tratan sobre los mismo y caen en los mismo errores.

Para empezar la limitación de tiempo; creo que no se puede demostrar si se tiene talento en tan solo 3 minutos, ante el criterio subjetivo de un jurado. Si lo comparamos con nuestras entrevistas, nosotros les dedicamos bastante más tiempo, porque no buscamos que alguien sepa cantar, bailar o hacer el "parias". Queremos alguien, que pudiera hacer cualquiera de estas actividades, pero que encaje en la empresa, por lo que nos interesa también su actitud, su experiencia anterior, sus capacidades de adaptación, ... vamos, una larga lista de cualidades y aptitudes necesarias para nuestra empresa. ¿Os imagináis si nuestras entrevistas durasen simplemente 3 minutos?

Está claro que la televisión es dinámica y funciona de esta manera, al fin y al cabo, lo importante es la audiencia, no el ganador del programa. Sin embargo, hay que dejar a los concursantes que hagan su espectáculo en el tiempo necesario para demostrar lo que hacen, cumplan o no con el perfil buscado; antes que nada el jurado tiene que ser profesional y tener respeto hacia todos los concursantes, algo que no pasa de forma habitual en estos programas. ¿O acaso nosotros nos levantamos y le decimos a algún candidato flojo, "¡ALE!, que no eres lo que busco, ¡adiós!" ? Pues como que no. Lo que para ellos es una herramienta de audiencia, para nosotros, no es válido. Tenemos que actuar con más tacto.

Sin olvidar que tener valía en una disciplina o profesión, cuesta mucho esfuerzo y sacrificio alcanzar un nivel adecuado. La preparación previa es esencial; nadie nace enseñado. Lo mismo nos pasa a nosotros cuando vemos que algún candidato hace la entrevista y no se la ha preparado... no sabe nada de nuestra empresa, de lo que hacemos, o incluso, no sabe explicar con claridad su experiencia laboral. ¿Qué podemos esperar de ese candidato?

Las menos veces, nos encontramos con una persona que, de forma innata, tiene una habilidad o facilidad determinada. Pero no por ello ha de bajar la guardia y no prepararse. Sólo así se logra alcanzar el éxito y si no se hace, se recibirán muchas negativas. Tenemos que aprender de las dificultades y resultados negativos ya que nos tienen que ayudar a reconocer nuestras carencias para trabajar en mejorarlo y así alcanzar nuestro sueño.

Las personas que ante las negativas tiran la toalla demuestran que realmente no querían alcanzar esa meta porque demuestran que no tienen interés en seguir preparándose para ser un buen profesional en aquello elegido para vivir.

El éxito (bien de un programa o bien de un puesto de trabajo) cuesta alcanzarlo y hay que ir paso a paso. Tenemos que ir consolidándonos de forma progresiva para obtener nuestro objetivo. Lo que se consigue sin esfuerzo desaparece más rápido de lo que llegó. Normalmente debido a que no se valora ni se cuida para no perderlo.

En fin, estos programas, al fin y al cabo, no se alejan de nuestra labor de selección. Es una forma más abreviada, centrada, no en la búsqueda del mejor candidato, sino, del espectáculo. Ahí es donde nos diferenciamos. Para ellos, el fin del programa, es el fin de la necesidad del candidato. A nosotros, por el contrario, es el principio.