sábado, 28 de marzo de 2009

PNL

La Programación Neuro Lingüística (PNL) es una técnica creada en los años 70 en la Universidad de Santa Cruz de California por un profesor de lingüística, John Grinder, y un matemático de oficion estudiante de una maestría en psicología, Richard Bandler. Ambos estudiaron a 3 psiquiatras americanos de reconocido prestigio en la época: Virginia Satir (terapeuta familiar), Milton Erickson (creador de la revolucionaria hipnosis Ericksoniana) y Frank Perls (innbovador dentro de la psicoterapia y creador de la terapia Gestalt). Lo que hicieron Bandler y Grinder fue elaborar modelos de terapias que funcionaban en la práctica y podían enseñarse. A partir de la depuración de los patrones que utilizaban los tres psicoanalistas (sorprendentemente similares a pesar de sus diferentes campos del saber), Grinder y Bandler crearon un modelo que puede usarse para una comunicación efectiva, cambio personal, aprendizaje acelerado y por supuesto, para un mayor y mejor disfrute de la vida.


La PNL es un conjunto de modelos, habilidades y técnicas para actuar, pensar y sentir de forma efectiva en el mundo. Además de ser útil, su propósito es incrementar las pociones y alternativas de una persona, mejorar su calidad de vida y optimizar su rendimiento profesional y vital. La PNL proporciona conocimiento y herramientas útiles con las que es posible alcanzar metas y afrontar retos en muchos y variados niveles tanto en lo persona como en lo profesional.


La PNL es el arte y la ciencia de la excelencia personal. Es un arte porque cada uno da su toque único y personal y de estilo a lo que esté haciendo. Es una ciencia porque hay una técnica, un método y un proceso para descubrir los modelos empleados por los individuos excelentes en un campo para obtener resultados sobresalientes (proceso conocido como “modelar”).


¿Y de donde viene ese nombre? El término “programación” se refiere a la manera en que, consciente o inconscientemente (que suele ser la mayoría de las veces), nos auto-programamos para interpretar la realidad y para actuar.


El término “neuro” se refiere al cerebro, indica la forma en que percibimos, y cómo este filtro afecta a nuestra interpretación y a nuestros estados internos. Todo comportamiento proviene de nuestros procesos neurológicos de visión, audición, olfato, gusto, tacto, cuando percibimos todas estas sensaciones y se registran por el sistema nervioso son éstas las representaciones sensoriales que determinan nuestro Estado Interno, es decir, nuestro estado emocional subjetivo, con el que de alguna manera comprendemos la realidad al dar un sentido a la información que recibimos del medio ambiente y conforme a la que actuamos.


El término “lingüístico” se refiere a que se usa el lenguaje para ordenar los pensamientos y conducta y para comunicarse con los demás, es decir, el comportamiento externo verbal y no verbal. El lenguaje que utilizamos es una imagen de nuestro pensamiento y el lenguaje, como canal de comunicación, puede modelar nuestro pensamiento y nuestro comportamiento.


Y ahora algo de práctica ¿os parece? Existe una conexión entre el movimiento de los ojos y los sistemas representativos; mirar hacia un lado concreto a la hora de buscar información es una habilidad muy útil y que hacemos de manera absolutamente inconsciente. Casi os diría que esto es un axioma: hay una relación entre el movimiento de los ojos y la activación de algunas de las zonas del cerebro. La PNL nos sugiere algo curioso: las pistas de acceso ocular. Os invito a ver este video de aproximadamente 10 minutos el cual trata las pistas de acceso ocular según la terminología de Bandler y Grinder. Se trata de una serie de entrevistas con personas diversas en las calles de varias ciudades inglesas. Las microexpresiones de los entrevistados se editan con menos velocidad de la normal y se le sigue la pista al movimiento ocular, cada vez que la gente responde.

jueves, 26 de marzo de 2009

TODO LO QUE TENEMOS QUE HACER ¿ES URGENTE?

Todos creo que tenéis claro cada vez más lo importante que es saberos gestionar vuestro tiempo para poder llegar a todas vuestras tareas y responsabilidades profesionales en el plazo establecido.

De todas formas, bajo mi punto de vista, esto simplemente está claro a nivel teórico porque luego, a la hora de la verdad, no se nota. Hoy en día, habría que lanzar en las organizaciones la siguiente pregunta ¿Quién no ha recibido en mayor o menor medida un curso sobre cómo gestionarse su tiempo de forma eficaz?

Las empresas son conocedoras de lo importante que es que sus trabajadores sepan sacar provecho de su tiempo y, por ello, deciden invertir dinero en este tipo de formaciones. De la misma forma, aquellos trabajadores que quieran aprenderlo por su cuenta tienen multitud de cursos gratuitos presénciales y online.

Los temas que se suelen tratar es cómo y cuándo chequear el correo electrónico, por ejemplo, que es un gran ladrón de tiempo, a diferenciar entre asuntos urgentes, importantes y sin trascendencia, a marcar limites a los demás para que respeten vuestro tiempo, a establecer nada más que lleguéis a vuestro puesto de trabajo un planning con las tareas que debéis ejecutar ese día con una estimación de tiempo objetiva, a saber concretar lo que queréis al hablar por teléfono, etc.

Todo muy fácil visto de forma teórica. El ponerlo en práctica es lo complicado. El éxito dependerá de los asistentes al curso, no ya tanto de los formadores.

Sin embargo, la gran mayoría de los asistentes a este tipo de cursillos, pretende que tras haber recibido la formación, su tiempo de trabajo se gestionará de forma eficiente de forma automática, sin tener que hacer nada diferente. Si pensáis y actuáis así, ya podréis hacer el cursillo tantas veces como queráis que no os será provechoso.

Si por el contrario, se quiere poner en práctica lo enseñado, se deberán establecer los puntos clave a cambiar, haciendo una comparativa entre como se deberían hacer las cosas y como se hacen realmente. Una vez detectados los puntos a cambiar, habrá que ser metódico y hacerlo poco a poco. Si se hacen todos a la vez, se suele caer en el agobio y se terminará dejándolo por imposible. No es cuestión de que en los dos primeros días, en plan radical haya que cambiar todo, para que llegue el tercero y se olvide todo, volviendo a los viejos hábitos. Claramente, una perdida de tiempo. El cambiar los hábitos en la gestión del tiempo requiere constancia para triunfar.

Por supuesto, se debe estar convencido de las ventajas para dedicarle esfuerzo a cambiar. Igualmente no habrá que hacer caso a los demás aunque el cambio les parezca una perdida de tiempo.
Por ejemplo, vamos a pensar que tras el análisis previo uno de vosotros ha detectado que tiene que cambiar:

- Organización y planificación diaria.
- Lectura y gestión del correo.
- Comunicación telefónica.
- Hacer ver a los demás la importancia de sus tareas.

Decidimos comenzar a poner en práctica lo aprendido sobre organización y planificación de tareas. Lo primero que hace esta persona nada más llegar es comenzar por lo primero que encuentran sus ojos, sin pararse a pensar si es necesario hacerlo en ese momento. Simplemente, es porque lo ve como que así ya se lo quita. ¡Nada de eso! A partir de ahora, lo primero que debéis hacer nada más encender vuestro ordenador es sacar vuestra agenda y establecer las tareas previstas para ese día por orden e importancia, marcando un plazo para cada cosa. Debéis comenzar a controlar si lo cumplís y en caso de que no lo hagáis (al principio es normal) hay que buscar los motivos que nos llevaron a no hacerlo para ponerles freno en el futuro. Debéis prestar especial atención en primer lugar a lo realmente importante y no a lo urgentísimo para otras personas. Más adelante, en tiempos libres o muertos que sobren hasta comenzar la siguiente tarea se podrá dedicar tiempo a sacar trabajo necesario como responder emails, hacer llamadas, etc. El proceso se tendrá que ir puliendo día a día.

La lectura y gestión del correo es necesaria y tenéis que hacerlo unas cuantas veces al día para chequear qué ha llegado. Por ejemplo, a primera hora de la mañana, a mitad de la misma, después de comer y a última hora de la jornada. Y el resto de la jornada no se debería mirar para poder avanzar en el resto. Hay quienes viven obsesionados con su correo, quizás porque, en muchas ocasiones, se abusa del mismo. Antes de enviar un correo, se debería uno formular estas preguntas: ¿Es realmente necesario? ¿Qué finalidad tiene el mismo? ¿Qué se quiere transmitir? Incluso, ¿Puede esperar la respuesta?

Otro tema importante es la comunicación telefónica, donde se pierde mucho tiempo de trabajo porque uno se “enrolla” más de la cuenta tratando de todo menos el tema para el que se ha llamado. Igualmente, hay que intentar contestar a ¿Cuál es el motivo de la llamada? ¿Puedo obtener la respuesta de otra forma? ¿Qué quiero decir? ¿Qué necesito obtener? El tiempo no sobra, así que siempre es aconsejable ser breve. En caso de que os llamen debéis de enfocar a las personas que están al otro lado del teléfono a ir hacia lo importante. Si el tema se alarga amablemente debéis de sugerir al otro interlocutor que cuando tenga claro lo que necesita os vuelva a llamar.

Luego esta la polémica por excelencia: hacer ver a los demás la importancia de la tarea que os solicitan. Todo el mundo, cuando necesita algo, es urgentísimo y luego van pasando los días sin acordarse de aquello que pidieron. Una cosa es que sea urgente para quien lo pidió y otra cosa es que tenga máxima prioridad. Así que debéis de concretar con la persona que os solicita algo, independientemente de que cargo ocupe ¿Para cuando se necesita realmente? También tendrá que quedar claro que lo que se solicita es realmente necesario.

Una vez cogida la marcha veréis como os sobra más tiempo; no siempre es cuestión de quedarse más tiempo sino de distribuirse adecuadamente el tiempo, llevando un orden de todas las cosas para que estén bajo control.

Si aun llevando a cabo todo lo aprendido en un curso de gestión del tiempo, no dais abasto, quizás el problema no esté en vosotros sino en la parte de la organización que os distribuye el trabajo y que determina los recursos necesarios en vuestro departamento. Estará quedando patente que tenéis asignadas más tareas de las que podéis gestionar. Así que habrá que reestructurar el departamento para evitar quemar a la gente.
La gestión del tiempo es clave para todos y para conseguir ponerlo en práctica, hay que concienciarse. De nada sirve poner el medio si luego no se ejecuta lo aprendido. Esto supone hacer perder el tiempo y el dinero de toda la empresa.

La cuestión es hacer de una vez por todas que la gestión del tiempo sea efectiva al 100% porque se hacen las cosas con cabeza.

jueves, 12 de marzo de 2009

Y SIN EMBARGO SE FUMA

No soy un talibán antitabaco pero me parece alucinante encontrarme empresas donde se fuma como si no existiera la ley que lo regula. Muchas más empresas de las que os imaginais. Ojala pudiera dar nombres.

Ya no es una cuestión de salud (ni siquiera necesitabamos la ley antitabaco, en mi opinión el E.T. es muy claro al decir que el empresario debe velar por la seguridad y la salud de sus empleados). Es una cuestión de respeto, de gente a la que nos molesta el humo del tabaco.

No soy fumador, pero de tanto en tanto me gusta deleitarme con el sabor de un puro. ¿Qué pasaría si a mí me diera por fumar esta clase de cigarros en el entorno laboral? ¿Qué pensarían los fumadores entonces? Seguro que no les haría ni puñetera gracia. Pero además, los pobres trabajadores, con la que tenemos encima, no pueden ni quejarse. Reivindicarte en este sentido te marca, y a ver donde buscas trabajo hoy en día.

Como apelar a una ley no parece suficiente, me voy a permitir apelar a una vulgaridad. Mesaje para los que fuman en el trabajo: "Probablemente a tí te guste fumar tanto como a mí tirarme pedos, pero si yo no voy a tu despacho a tirarme pedos, no vengas tu al mío a fumar".