sábado, 22 de septiembre de 2007

¿Es conveniente la rotación y la polivalencia de los trabajadores en las empresas?



Cierto es que constituye o ha de constituir una exigencia inherente a cualquier trabajador el ir día a día logrando un mayor desarrollo y progreso profesional, lo que ha de implicar sin duda alguna su propia movilidad funcional e incluso rotación de puesto de trabajo en el seno de la empresa y en su búsqueda por obtener una mayor responsabilidad en las tareas asignadas o en aquellas otras que pudieren serle asignadas en el futuro.
No obstante lo anterior, cuando se produce un cambio de funciones o una rotación de puesto de trabajo, la mayoría de las ocasiones ello responde a un interés del empleador al fin de organizar mejor sus efectivos humanos, optimizar sus recursos o llenar de contenido la jornada de sus empleados.

Existe un determinado tipo de Empresas que sostienen que la rotación de los empleados resulta positiva para la creación de empleo por cuanto que la "Polivalencia Funcional" constituye un medio para reducir problemas de contratación.

Este enfoque , no resulta atractivo para muchos trabajadores que consideran que tal "flexibilidad" en las destrezas tiene como resultado una subvaloración en las competencias específicas que desarrolla el Empleado de "tareas múltiples" y aunque ello puede resultar verdaderamente valioso para el empleador, ello no se encuentra acorde normalmente a la remuneración que normalmente percibe.

Entonces, ¿se equivocan las organizaciones al incitar a sus trabajadores a ser polivalentes? En realidad no. El error real radica en la tergiversación del término y de su definición original. Numerosos estudios han evidenciado las bondades de la polivalencia como una característica positiva de un trabajador. Aún así, es posible que algunas empresas malinterpreten la multifuncionalidad de un empleado tergiversando el concepto de polivalencia. Esto ocurre cuando las organizaciones, amparándose en la necesidad de los trabajadores de ser integrales, asignan funciones propias de varios cargos a una sola persona, ahorrando dinero y pagando un solo salario.
Pienso que las empresas modernas necesitan trabajadores modernos. Antiguamente las funciones laborales de un empleado estaban demarcadas únicamente por la descripción de su cargo y se limitaban a un listado de funciones operativas que terminaban por hacerse de forma automática. Todas las tareas diarias, semanales, reportes, informes, etc, estaban contemplados en el contrato que se firmaba al momento de la vinculación, y cualquier acción que se apartara de esa realidad no sólo era rechazada sino mal recibida. Hoy en día, las empresas buscan personas integrales, que no sólo sean útiles para un puesto de trabajo predeterminado, sino que cuenten con "valores agregados" y características que los diferencien del trabajador obsoleto.
La polivalencia fomenta la rotación en espiral en las organizaciones. Esto quiere decir que un empleado determinado, al mostrar sus habilidades en un cargo, puede ser promovido a uno superior que no se encuentre directamente relacionado con el área en la que se encontraba. "¿Porqué esperar a ser ascendido sólo en mi campo, cuando puedo hacerlo en otros frentes?". Los empleados polivalentes permiten que la empresa crezca, que se conozcan los procesos al interior de la compañía, que las dependencias estén interconectadas constantemente, etc.

La polivalencia es actualmente un valor agregado, pero si continúan los cambios significativos en las estructuras empresariales, próximamente se convertirá en una obligación.
¡Adelántemosnos a las necesidades organizacionales, y convirtámonos en trabajadores todo terreno!

1 comentario:

Keler dijo...

Hurri, hoy todos mis comentarios van a tus artículos.

Estoy totalmente de acuerdo con tu enfoque.

También añadir que la empresa necesita a los dos tipos de trabajadores: a los muy especializados (que normalmente son los que consiguen llevarse el crédito) y a los polivalentes o multidisciplinares.

Lo que falta es el reconocimiento a estos últimos, quienes en muchas ocasiones tienen cerrado el camino de la promoción porque son muy válidos para múltiples tareas pero no especialistas profundos de un tema en particular; y no por falta de capacidad o ganas, sino porque la empresa reconoce esa polivalencia, la encuentra muy útil y le interesa que siga así.

Lo malo de esa actitud es que inevitablemente conducirá a la desmotivación del trabajador polivalente o a que éste busque fuera la oportunidad de desarrollar de forma más especializada la parte de actividad en la que quisiera profundizar y para la que su empresa le ha cerrado el camino.

Con ello, pierde la empresa dos capacidades: la del trabajador multidisciplinar de buena calidad y la del trabajador especializado que habría podido ser. Pierde también a una persona que seguramente estaba alineado con los objetivos y cultura de la empresa.

Un saludo