lunes, 29 de octubre de 2007

MALOS PROFESIONALES

A lo largo de nuestra trayectoria profesional nos vamos a encontrar con situaciones de todo tipo y con compañeros de trabajo de formas de ser y actuar muy diferente.

Esto hace que nos adaptemos y trabajemos en diferentes campos con compañeros de todo tipo y condición, con los que tenemos que interactuar y todo esto nos hace crecer a nivel profesional.

Sin embargo, también vemos que en las diferentes empresas en las que hemos prestado servicio a lo largo de nuestra vida laboral hay malos profesionales que no aportan nada positivo a la organización ni a sus miembros.

Paradójicamente, estos profesionales suelen estar en puestos de responsabilidad, a los cuales han llegado, recomendados por algún amigo o por sus propios méritos, en las menos de las veces, debido a que saben hacer buen marketing de su propio producto (ellos mismos).

Tarde o temprano, se les va a calar dentro de la organización, porque son profesionales que tienden a saltarse constantemente los procedimientos, a engañar para conseguir sus propósitos y a crear conflictos con el resto de departamentos y compañeros, con los que tendrían que coordinarse.

Este tipo de elementos profesionales son un pozo de problemas para la empresa ya que consiguen viciar o transformar a los compañeros que cometen el error de juntarse a ellos.

La única forma de salvar a la empresa, es cortando el problema de raíz, es decir, echando a estos profesionales de nuestra organización y conseguir así, sanearla y comenzar con fuerzas renovadas los cambios.

Lo sorprendente en muchos casos, es que la dirección de la empresa, conociendo estos hechos, mantiene a estos malos profesionales e incluso en algunos casos, les otorga algún cargo de mayor responsabilidad, debido a que saben decir las palabras adecuadas en el momento preciso a los responsables de estas organizaciones.

Esto simplemente hace alargar las penurias de estas empresas y desmotivar a los buenos profesionales que ven que su esfuerzo, buen hacer, etc. no sirve para nada, ya que importan más otros aspectos meramente subjetivos, que trascienden a la valía profesional de cada profesional.

El responsable ineficaz reestructurará o introducirá cambios en la organización contando con estos personajes, sin darse cuenta que no cambiará nada, mientras estas personas continúen llevando parte de la gestión de su organización. El buen responsable, por el contrario, sabrá evaluar y buscar a su equipo gestor, se rodeará de los profesionales adecuados, y no de aquellos que tienen el pico de oro, pero pocas ganas de que la empresa progrese.

Desgraciadamente, este tipo de situaciones son más habituales de los que nos pensamos en las organizaciones empresariales españolas.

Me gustaría saber la opinión de otros profesionales sobre este tema que planteo y así dejar abierto el debate.

3 comentarios:

Tono dijo...

Pues Juan, PLENO AL 15. Esa figura existe en todas las organizaciones y además, como bien dices, apoyado por la Dirección ¿Ley de Murphy? No lo sé, pero este tipo de sanguijuelas, chupan la energía de muchos miembros válidos de una organización. Incluso suelen ser determinantes para la salida de buenos profesionales, amargados por la falta de reconocimiento y confianza.

A ver si opina la peña.

Muy interesante. Un saludo

JOSE Mª MARIN dijo...

Es lamentable perder buenos profesionales por este tipo de situaciones, pero si, en efecto, de este tipo de personas existen en todas la organizaciones.
El problema suele ser que, o bien estas personas llevan mucho tiempo en la organización y no es barato prescindicir de ellas, o que estas personas tienen tanto peso en la empresa se han hecho tan imprescindibles que no compensa el prescirdir de ellas.
En cuanto a la primera situación es cuestion de ir sancionando hasta lograr la modificación de su actitud o se canse y marche de la empresa.
En cuanto al otro punto es mas complicado porque, la empresa lo vive como un mal endemico con el que hay que convivir, error por otra parte desde mi punto de vista, puesto que lo ideal es buscar una persona con gran resistencia, para que llegue a saber hacer todo lo que esta persona hace, a sabiendas de que se encontrará muchos obstaculos y reticencias por parte de esta persona.

Tono dijo...

Pego lo que ha puesto el otro Juan en La Comunidad:

Manual contra el empleado tóxico

C. Gómez Abajo / MADRID (19-10-2007) Publicado en: Edición Impresa - 5
Sentidos

Los empleados conflictivos a veces son difíciles de detectar porque
rinden en lo profesional, según un estudio.
Empleados como el televisivo doctor House, eminencias en lo
profesional, pero insoportables en lo personal abundan más de lo que
parece. Arrogantes, conflictivos, incluso ladrones y mentirosos,
compensan su incapacidad para las relaciones sociales con talento para
su trabajo, lo cual hace más difícil detectarlos y plantearse siquiera
su despido. Después del 'jefe tóxico' llega el 'empleado tóxico'.
Algunos ni siquiera trabajan bien; son especialistas en perder el
tiempo y en hacérselo perder a los demás.

En un episodio de la serie, House va ocupando sucesivamente los
despachos de sus jefes para forzarles a que repongan en el suyo una
moqueta manchada de sangre. Los provocadores de conflictos como él son
los que más abundan, según una encuesta de la consultora Otto Walter
presentada ayer en un desayuno organizado por APD. El 90% de los jefes
afirman haber sufrido a este tipo de perfil, que llegan a faltar al
respeto de compañeros, jefes y clientes. Envenenan las relaciones en
los departamentos y, a veces, las múltiples decepciones llevan a los
jefes a perder la confianza en las personas o establecer relaciones
'distantes y mecánicas' con sus subalternos, señaló Paco Muro,
presidente ejecutivo de Otto Walter.

Un 62% de los encuestados denuncian a los 'holgazanes', que se
escaquean del trabajo rutinario. El 33% se queja de los que 'pierden
el tiempo intencionadamente', ocupándose de asuntos personales. Los
'incompetentes' tienen un 47% de referencias y los 'mentirosos y
ladrones', un 40%. Falsificar recetas o espiar el historial médico de
su ex esposa son algunos de los méritos de House en este apartado.

Hay quienes simplemente la tienen tomada con el jefe. El 27% de los
642 directivos y jefes intermedios de empresas grandes y medianas
encuestados por Otto Walter denuncia ese comportamiento, la misma
cantidad que se queja de 'arrogancia'. En el caso de las jefas
mujeres, los porcentajes suben al 38 y al 30%, respectivamente. Muro
explicó que 'ciertos personajes no aceptan ser mandados por una mujer,
aunque entre ellos también hay mujeres'.

El principal problema de los empleados tóxicos es que los arrogantes y
conflictivos muchas veces también rinden bastante profesionalmente.
'Son muy cómodos para la organización pero perjudican el espacio
social', señaló Tomás Pereda, director de Recursos Humanos de Hertz
España. 'Los que no saben lo que realmente ocurre no entienden que sus
jefes quieran desprenderse de ellos', añadió Muro. 'Es un problema
para los mandos intermedios'.


Las mujeres sufren un mayor número de subalternos arrogantes o que las
boicotean por su cargo


Por eso Muro reclamó la colaboración de los propios empleados en la
detección de esos perfiles indeseables. Y dada la escasez de
sentencias que reconocen la procedencia de un despido por bajo
rendimiento del empleado, 'en caso extremo es mejor asumir los
inconvenientes de un despido improcedente y no retrasar lo inevitable,
porque se termina haciendo el ridículo', añadió. En esos casos, sobre
todo si el motivo es un robo, los compañeros deben saber los motivos
del despido, a juicio de Quesada.

Para evitar situaciones tan violentas es mejor prevenir. Fernando
López Aranda, director de Recursos Humanos de la transportista DHL,
apuntó que a menudo se comete el error de cubrir las plazas demasiado
pronto.

Muro defendió que la legislación amplíe el contrato de prueba hasta un
año de duración. Y recomendó que se hagan evaluaciones de los jefes
con frecuencia. 'Aquellos que obtengan buenas notas deben tener
confianza plena de la dirección' a la hora de despedir a alguien.
Águeda Quesada, directora de Recursos Humanos del Hotel
Intercontinental, en el que se celebró el desayuno, apuntó el riesgo
de perder a los buenos trabajadores, que huyen del mal ambiente creado
por algunos empleados.

En la ficción, el doctor House es jefe de tres médicos, todos los
cuales se marchan al final de la tercera temporada de la serie. La
directora del hospital decide apostar por él, quizás porque sea
imposible encontrar un médico con tanto talento. Pero la vida real es
distinta. A juicio de Paco Muro, por muy talentoso que sea un
empleado, 'cuando se va, florece el trabajo de sus compañeros y no se
le echa de menos'.

Las conductas más desquiciantes caben en ocho horas de trabajo

Conflictivos Critican siempre a los demás y no ven sus propias
carencias, cuestionan todas las decisiones, se quejan continuamente y
buscan culpables entre los compañeros cuando se comete un error.
También airean problemas del departamento con terceros, hablan mal de
la empresa a los clientes, crean subgrupos en el equipo, levantan
rumores falsos, van siempre con segundas y manipulan a los más débiles
para ponerlos en contra de los demás. Holgazanes Hacen sólo lo que les
gusta, están muchas horas en la oficina sin hacer nada, son verdaderos
'artistas' en lograr que los demás hagan su trabajo y en evitar tareas
complicadas. Cogen bajas injustificadas a menudo, atienden asuntos
personales en el trabajo, pierden el tiempo con llamadas y en internet
y no están en su puesto por estar deambulando y charlando. Además,
dejan 'tirados' a los clientes y son impuntuales cuando no están los
jefes. Incompetentes Hacen sus tareas de forma desordenada e
irresponsable, de modo que tengan que encargarse los demás,
interpretan siempre erróneamente las instrucciones, dicen que lo han
entendido todo y luego no es así y hay que estar constantemente detrás
de ellos para que acaben bien las cosas. No llevan lo importante
preparado, no cumplen los plazos, dejan las tareas hasta el último
momento, retrasan a los demás y no piden ayuda cuando la necesitan.
Ladrones Acusan falsamente sin pruebas y con intención de hacer daño,
mienten, falsifican documentos e informes, cometen fraudes, se quedan
con dinero que correspondía a sus compañeros, roban material de la
empresa e incluso usan la tarjeta corporativa para fines personales.
También hacen descuentos irregulares a amigos, roban know-how de la
empresa, traicionan al jefe y a los compañeros o reclaman dinero que
no es suyo. Antijefes Tratan de desacreditar al jefe delante de otros
compañeros, le tienen envidia, le amenazan, le culpan de lo que hacen
mal los empleados, se toman sus indicaciones como algo personal, le
puentean con mala intención y tratan de engañarle. Se apropian de
méritos que corresponden a todo el equipo, retan al jefe delante de
los compañeros, ponen las cosas difíciles al que empieza y tratan de
acabar con él para ocupar su puesto. Arrogantes Este tipo de empleados
se comportan con superioridad y arrogancia, son autoritarios y
soberbios, creen que lo saben todo y no admiten otras opiniones por
considerarlas 'inferiores'. Se apropian de medallas ajenas, actúan
como si sus funciones fueran las más importantes de la empresa, no
asumen nunca sus errores, van de listos y luego no cumplen, opinan
sobre lo que no saben y buscan el protagonismo.